lunes, 14 de marzo de 2011

Revisión

Primera sesión.

Era el primer día. Estaba sentada en las primeras filas y tenía ganas de empezar la clase. Sabía que no iba a ser la típica presentación en la que te leen el programa y te cuentan cómo va a ser la evaluación. Que no digo que ambos aspectos no nos interesen, pero no eran importantes en este momento.

No llevamos ni cinco minutos y ya me encuentro reflexionando. Con el cerebro todavía  ocupado en pensar cómo voy a hacer diarios de aprendizaje, trabajos, exposiciones, historias de vida, ensayos, si me cuentan la asistencia, el porcentaje del examen… ¿Cuáles son mis propósitos? ¿Cuáles son mis objetivos para estos cuatro meses? ¿Cuáles son mis expectativas con respecto a la asignatura?

Habilidades sociales. Me vienen a la cabeza muchas cosas: técnicas de comunicación, “actitud del maestro”, saber actuar según las circunstancias, calibrar situaciones, compenetración, empatía, relaciones… hasta recordé la fórmula de la felicidad de Seligman F = R + Circunstancia + Voluntad, no sé por qué.

Sin concretar, por mi escasa concentración, pienso en expectativas centradas en el contenido: conocer programas de habilidades, metodología, marcos conceptuales, etc. Pero me centro en la expectativa más clara: crecer personalmente. Y eso pasa por conocerme a mi misma de manera más profunda.

¿Y por qué en esta asignatura? En realidad esta expectativa está siempre en mi vida, pero hay personas que me ayudan a desarrollar mis reflexiones y mi propia metacognición, creando nuevas conexiones y nuevos puentes.

No sé si se cumplirán mis expectativas, pero la experiencia acumulable me hace esperar que sea así (o al menos hace que sea lo deseable).
La dinámica de la clase nos lleva ahora que nos preguntemos sobre el tema. ¿Qué sé de las habilidades sociales? ¿Cuáles tengo? ¿Cuáles no? Esto es a lo que me refería, ya estamos explorando.

Hago una lista con las que creo que hago bien: ayudar, ponerte en la situación de otros, escuchar… Otra con las que hago mal: expresar mis ideas con claridad, mostrar u ocultar mis sentimientos, ponerme nerviosa en público, dar consejos... Ni siquiera sé si lo que he puesto son habilidades, o actitudes o capacidades u otra cosa, pero me he dado cuenta de que no son absolutas, es decir, que a veces la misma habilidad tiene un nivel variable. Por ejemplo, me pongo nerviosa hablando en público, pero si el público son mis compañeros de clase me siento mucho más cómoda y me pongo menos nerviosa.

Y en próximas entregas…

¿Qué otras habilidades he explorado? ¿Qué priorizamos en las habilidades sociales? ¿Qué damos por hecho? ¿Desde qué perspectiva analizamos los hechos? ¿Dónde nos situamos a la hora de comprender o evaluar el fenómeno? ¿Somos conscientes de la epistemología subyacente al análisis de las situaciones? ¿Qué importancia tiene el contexto?

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