lunes, 14 de marzo de 2011

Nueva habilidad: el reencuadre


El otro día cayó en mis manos (literalmente, desde lo alto de la estantería de “autoayuda” de la biblioteca) un libro al que llevo dándole vueltas unos días. Me preguntó por qué se me caería ese libro exactamente, por qué me paré a leer el título y por qué acabé sacándolo y llevándomelo a casa. (¿Algún psicoanalista que me ayude a atribuirle un significado?)

El caso es que me lo leí y he descubierto algunas habilidades sociales nuevas. El libro te explica bien lo que son, pero no deja muy claro cómo llevarlas a cabo. Aún así las estoy intentando practicar, pues si es tan eficaz como pone aquí ¡mi vida va a ser perfecta!

Se titula “La Ley de la Conexión (La ley de entablar relaciones personales y profesionales perfectas)”. Explica los estilos de comunicación de la PNL y cómo crear conexiones favorables  en todos los aspectos de la vida. Explican técnicas, métodos y requisitos para aprender a calibrar situaciones y mantener la compenetración con los demás.

Después de leerlo ponía toda mi atención en las situaciones de comunicación habituales, y me sentía como un “detective” de estilos, pero me cansé porque me costaba enmarcarlos en una categoría. Por eso a algunas personas con las que me cuesta comunicarme les he hecho realizar el test, a ver si así conseguía establecer una nueva perspectiva.

La verdad es que seguir algunas de esas pautas ayuda mucho a identificar contextos, pero supone estar atento a muchas cosas: estar pendiente de gestos, palabras e intenciones, conectar con los intereses del otro, con su estilo de comunicación, controlar el lenguaje verbal y no verbal, etc., un esfuerzo que tú haces en tu propio beneficio, pero también en el del otro, porque debe ser una maravilla hablar con alguien que te entienda así. Así que si alguien quiere practicar adelante. (Yo soy digital, os dejo una pista. Cómo ayudar a una persona de estilo digital a recuperar el equilibrio: pregúntale qué necesita para mejorar algo, dale tiempo para meditar las cosas a solas, haz que coma pues a menudo se olvida de comer cuando está muy concentrada en un proyecto, insístele en que crea en el proceso presente y anímale a que no se preocupe tanto por el futuro).

Una de las habilidades interesantes que Michael Losier, el autor, describe para conectar mejor con los demás es el reencuadre. Reencuadrar algo es mirarlo desde otro punto de vista. ¡Qué felices seríamos si reencuadráramos todo lo negativo para contemplarlo como algo positivo! Aunque yo le preguntaría al autor cómo reencuadraría él la crisis, los tsunamis, los asesinatos… (Que vuelva el psicoanalista para explicarme por qué siempre me pongo en lo peor).

Según este autor nadie quiere estar con una persona negativa, con alguien que ve el vaso medio vacío. Otra habilidad es ayudar a reencuadrar a los demás, que vean las cosas malas como cosas positivas, y les caerás bien porque les haces sentir bien.

El otro día Bernardo, el profesor de Política, mandó un correo que me hizo vivir una situación de reencuadre, la nueva habilidad social que estoy poniendo en práctica. 

Aquí os dejo lo que escribió, os ayudará a reencuadrar.

El hijo que muchas veces  no limpia su cuarto  y se pasa el día  frente al ordenador  significa que... ¡está en casa!

El desorden  que tengo que limpiar  después de una fiesta significa que... ¡hemos estado rodeados de familiares o amigos!

Las ropas que me están apretadas significan que... ¡tengo más que suficiente para comer!

El trabajo que tengo en limpiar la casa significa que... ¡tengo una casa!

Las quejas que escucho acerca del gobierno significan que... ¡tengo libertad de expresión!

Las vueltas que doy buscando un sitio donde aparcar significan que... ¡tengo coche!

Los ruidos de la ciudad significan que... ¡puedo oír!

El cansancio al final del día significa que...  ¡puedo trabajar!

El despertador que me despierta todas las mañanas  significa que... ¡estoy vivo!

Finalmente,  los mensajes como este que recibo, y que me hacen perder tanto tiempo, significan que... ¡tengo amigos pensando en mí!

1 comentario:

José Carlos Ortiz dijo...

Hola, soy tu psicoanalista:
Quizás atribuyas tu tendencia negativa a algún tipo de aprendizaje anterior, en cuyo caso puedes enmendarlo.
Pero quizás mimetices una conducta repetida en tu ambiente más cercano, en cuyo caso puedes enmendarlo.
O quizás sea un GEN familiar, en cuyo caso tendrás que esperar a que la "cirugía" resuelva tu problema. Ja, ja, ja. Un beso.